Alexander Krein (Aleksander Abramovič Krejn) nació el 20 de octubre de 1883 en la ciudad rusa de Nizhni Novgorod. Su padre, Abraham, era un violinista apasionado por la música judía, siete de cuyos diez hijos se convirtieron en músicos profesionales. Después de una infancia en la que tocó música klezmer en la orquesta de su padre, Krein entró en la clase de violonchelo del Conservatorio de Moscú a los trece años. A continuación, estudió teoría musical y composición con los compositores Sergey Taneev y Boleslav Yavorsky. Se graduó en 1908 y desarrolló un estilo compositivo muy original, combinando el lenguaje armónico de compositores modernos como Debussy, Ravel y Scriabin con las melodías y los modos de la música folclórica judía, como demuestran sus dos Evreiskie eskizi ( Componentes judíos) para clarinete y cuarteto de cuerda (1909 y 1910), basados en melodías del repertorio klezmer de su padre y escritos a petición del compositor Joel Engel.
Tras el suceso de estas obras, Krein desempeñó un rol importante en el surgimiento de la música nacional judía como compositor y miembro activo de la rama moscovita de la Sociedad de Música Popular Judía (1913-1919) y de su organización sucesora, la Sociedad de Música Judía (1923-1929).
A partir de 1917, compuso numerosas obras de teatro, sobre todo para el teatro hebreo Habima de Moscú y los teatros idish de Ucrania y Bielorrusia. Durante la década de 1920 escribió varias obras importantes, como la cantata sinfónica Kaddish (1921), la Primera Sonata para Piano (1922) y la Primera Sinfonía (1922-25).
En estas composiciones, Krein utiliza las improvisaciones melódicas y los ritmos recitativos de las melodías folclóricas y litúrgicas judías de Europa del Este para dar a sus composiciones un carácter único, como se puede escuchar en su Melodía judía, Op. 43, para violonchelo y piano, compuesta en 1928.
A medida que el régimen comunista se volvió cada vez más restrictivo desde el punto de vista ideológico a finales de los años 1920 y 1930, Krein se esforzó por conciliar su arte con las crecientes presiones políticas. A pesar de los evidentes compromisos políticos, como la cantata Oda fúnebre en memoria de Lenin (1926) y el oratorio sinfónico La Brigada de Choque del Proletariado Mundial de la URSS (1932), Krein siguió explorando los temas musicales y literarios judíos en su obra hasta la década de 1940. Su ópera Zagmuk (1929), sobre el levantamiento judío en la antigua Babilonia, fue la primera ópera soviética que se representó en el Teatro Bolshoi de Moscú (1930). En 1934 recibió el título de Artista de Honor de la Unión Soviética.
Krein compuso música para producciones del Teatro Estatal Yiddish de Moscú hasta 1941, y su Segunda Sinfonía (1945) es una meditación sobre los sufrimientos históricos del pueblo judío desde la antigüedad hasta el Holocausto.
Fuentes: Loeffler, James, Pro Musica Hebraica
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