Por Michèle Tauber
Al igual que la población de Israel está compuesta por múltiples grupos étnicos, su música también tiene un modo plural.
Las músicas en Israel proceden de una gran variedad de fuentes, que sea Oriente Medio, Europa Central y Occidental, América del Norte y del Sur, India y África, ningún continente escapa a la creatividad e inventivad de intérpretes y compositores. El clásico y el contemporáneo se codean con el folclórico y el religioso, sin olvidar la música árabe, establecida en esta tierra desde hace cientos de años.
La música clásica
Las formaciones musicales
La primera orquesta de aficionados dentro del yishuv – población judía de Palestina – se fundó en Rishon-le-Tzion en 1895. El catálogo se compone principalmente de música ligera y arreglos de canciones folclóricos. En 1910, tras la fundación de Tel Aviv, la cantante de opera Selma Ruppin creó la primera escuela de música del país. En 1923, el director de orquesta Mark Golinkine (1875-1963) creó la Ópera de Palestina, donde se interpretaban, entre otros, obras de Verdi, Rossini y Meyerbeer traducidas en hebreo. Pero por falta de fondos financieros, este ópera tuvo que cerrar en 1927. La Sociedad de música de Jerusalén, fundada en 1921 por las hermanas Yellin, creó el primer cuarteto de cuerda profesional del país. La música clásica ligera dio paso al repertorio clásico y romántico europeo.
La composición musical, por su parte, se centra en la canción folclórica: (véase más abajo: La canción israelí). En 1924 Yakov Weinberg compuso Ha-halutzim, (Les pionners) [Los pioneros], la primera ópera popular en hebreo.
El acontecimiento más significativo de la década siguiente fue la fundación de la Orquesta Palestina por el violinista de origen polaco Bronislaw Huberman (1882-1947). La orquesta recientemente creada era sobre todo una operación de rescate para músicos judíos privados de su trabajo en las principales orquestas de Europa Central. La orquesta dio su primer concierto en Tel Aviv en diciembre de 1936 bajo la dirección de Arturo Toscanini; sus miembros formaron grupos de música de cámara que continuaron la tradición camerística europea. Ese mismo año se fundó la Sociedad para los Derechos de los Autores y Compositores, el AKOUM. En 1948, la Orquesta de Palestina se convirtió en la Orquesta Filarmónica de Israel y realizó una gira por Europa y los Estados Unidos. El gobierno subvenciona eventos internacionales como el Concurso Internacional de Arpa, el Festival de Israel y el Concurso internacional de piano Arthur Rubinstein. En 1972, gracias a la llegada de músicos de la Unión Soviética, el pequeño orquesta de Kol Israel, la radio israelí, toma el nombre de Orquesta Sinfónica de Jerusalén. La Ópera de Israel, fundada en 1948 por el cantante estadounidense Addis de Philip, ha sobrevivido durante treinta años. En 1985, la Nueva Ópera de Israel reanudó sus funciones: esta vez, las obras se representaron en el idioma original con sobretítulos en hebreo y la sala de la Ópera volvió a abrir sus puertas en 1994.
En los años 90, la vida musical de Israel sufrió de una auténtica transformación con la llegada masiva de más de un millón de judíos originarios de la antigua Unión Soviética. Esta oleada de inmigración trajo al país un gran número de músicos profesionales, cantantes y profesores de música, cuyo impacto se dejó sentir inmediatamente en la creación de nuevas orquestas sinfónicas, grupos de música de cámara y pequeños conjuntos musicales y, en general, en la dinámica inyección de talento y vitalidad musical en los entornos educativos.
La creación musical
Las raíces de la música clásica contemporánea en Israel se remontan a la llegada de comunidades procedentes del centro y del este de Europa entre las dos guerras mundiales. Los pioneros de Europa oriental emigraron a Palestina en los anos 20 con, como bagaje musical, la cantilación bíblica, las melodías populares del Shtetl y el folcloro eslavo, todo ello combinado con habilidad en un estilo específicamente judío.
Con la llegada de los inmigrantes de habla alemana en los años 30, la música clásica esta puesta al honor de nuevo.
Al igual que los términos “música judía” y “compositor judío”, los términos “música israelí” y “compositor israelí” se definieron de muchas maneras desde el principio. Ya en los años 30, el compositor Mordekhai Sandberg afirmó que “la música hebrea sólo puede componerse en la tierra de Israel”. Por otra parte, en 1938 la revista Musica Hebraica deseaba “convocar un foro en el que se pudiera presentar todas las formas de música judía, y debatir sobre esto. ” ¿Está la música israelí en la encrucijada entre Oriente y Occidente, donde la música puede encontrarse y fusionarse?
La primer generación de compositores
La primer generación de compositores de música israelí, o hebrea, se esfuerza de inventar un nuevo idioma musical en tierra de Israel. Todos nacieron en Europa y emigraron en Palestina durante los años 30. El nacionalismo de la época fomentó la creación de un lenguaje musical distintivo que, como el hebreo, pretendía unificar y representar a la naciente nación. Una gran parte de las obras que nacen esta asociada al estilo “oriental-mediterráneo” que emerge. Se trata de fuentes de inspiración que incluyen la historia judía, personajes bíblicos, y elementos ligados a la geografía local.
Paul Ben-Hayim (Alemania 1897 – Israel 1984) encarna la figura central de este corriente. Es el primer compositor emigrado de Europa que quiere constituir un estilo musical unicamente israelí. Gracias a una larga colaboración con la cantante Brakha Zephira (1910-1990), interpreta del catálogo folclórico yemenite, se familiarizó con las entonaciones de la música tradicional de Medio Oriente, que introdujo en sus composiciones (Le doux Psalmiste d’Israël [El salmista suave], 1953). Su música es esencialmente de expresión tonal y modal, pero también utiliza la forma dodecafónica en Vision d’un prophète [Visión de un profeta] (1959).
Alexandre Boskovitch (Hungría 1907 – Israel 1964) también utiliza formas de expresión populares como material para su construcción musical. Considera que el compositor israelí es el portavoz de una comunidad que se inspira en los paisajes del desierto, en la dura luz del sol de Oriente, en definitiva, en una dinámica que se expresa simultáneamente en el lenguaje y la música a través del hebreo bíblico y moderno, así como del árabe. Aunque mantuvo el uso de instrumentos occidentales, mezcló la música clásica con elementos locales, creando asi, según sus propias palabras, una “música mediterránea”. Entre sus obras más famosas se encuentran La Suite sémitique (La continuacion semitica), Shir ha-maalot (Cantique des Degrés) [Cantico de los Grados], Concerto da camera, Adaim (Ornamentos).
Ödön Partos (Hungría 1907 – Israel 1977) también consideró la asimilación del auténtico folclore como un importante método de composición. En 1938, Bronislaw Huberman le ofreció el puesto de primer violín en el nuevo Orquesta Filarmónica de Palestina. En busca de sus raíces judías, Partos se interesó especialmente por la música folclórica de las distintas comunidades judías del Este y también compuso arreglos para Brakha Zephira (Cuatro canciones folclóricas, 1939).
Yossef Tal, el, es el primer a introducir la música electrónica en Israel. Nacido en 1910 en Posen, emigre en Palestina en 1934 y integra el Orquesta Sinfónica a partir de su creación. En la Universidad de Jerusalén donde enseña, instaló el primer estudio de música electrónica, donde desarrolló un sistema de notación para la composición musical por la informática. Como compositor israelí, Yossef Tal considera que su música es ipso acto israelí, ya que vive en el seno de una sociedad heterogénea abierta al mundo. En colaboración con el poeta Israel Eliraz y otros libretistas, compuso varias óperas, entre ellas: Ashmeday (1969), Massada 1967 (1972), Ha-nissayon (1975), Ha-gan (1988).
Mordekhaï Seter (Rusia, 1916 – Israel, 1994) se especializó en la integración de ritmos y melodías yemeníes en la música israelí contemporánea. Abordó por la primera vez en 1938 el folclore mizrahi, es decir, las tradiciones de las comunidades judías de Medio Oriente. La inmersión fue total y, entre 1941 y 1944, transcribió nada menos que 144 melodías cantiladas de diversas orígenes: Palestina, Siria, Egipto y Corfú, que se publicaron posteriormente bajo el título de Nigunim (Cantos). Su Shabat Cantata (Cantata del Shabat), compuesta en 1941, se considera como una piedra angular del repertorio coral israelí.
Esta presentación de la primera generación de compositores no es ni mucho menos exhaustiva y podemos mencionar también a Hanokh Yakoby (1909-1990), Hayim Alexander (nacido en 1915), Abel Ehrlich (nacido en 1915).
La segunda generación de compositores
La segunda generación, formada en su mayoría por alumnos directos o indirectos de la primera, busca una expresión musical que integrara la lengua hebrea, con sus consonancias y entonaciones, sus vínculos con la liturgia y la tradición judías, y su inserción en el mundo oriental. El grupo de compositores que surgió en los años cincuenta incluía por primera vez a sabras, israelíes nacidos en el país. Llegaron a la mayoría de edad tras la Guerra de la Independencia (1948-1949) y crecieron con la nación.
El hebreo es su lengua materna y adoptan plenamente las nuevas formas de escritura artística. Pero mientras la primera generación de compositores se formó a menudo en Francia, la nueva generación desea estudiar en el extranjero. Las nuevas experiencias y perspectivas de los jóvenes compositores contribuyen sin duda al progresivo declive del estilo oriental-mediterráneo, demasiado superficial para su gusto.
Buscan un orientalismo más profundo que utilizaría métodos de composición similares a los del maqam[1]Maqam: Se trata de una “estación” de escala melódica. A diferencia de las gamas mayores o menores, el maqam organiza los intervalos entre cada nota y los caminos dentro de esta escala … Lire la suite árabe. Su entorno multicultural les acercó a las más diversas fuentes musicales, incluidas las transmitidas por los nuevos inmigrantes de los años cincuenta: Yemen, Irak, Irán, África del Norte. Destacamos durante este periodo la desaparición del estilo modal y el uso creciente de la disonancia. Sin embargo, en la década que siguió a las estancias en el extranjero de los compositores de la segunda generación, constatamos una influencia muy fuerte de la nueva música occidental en la música israelí. Las razones son obvias: el periodo inicial de fervor nacionalista ha terminado, el reto de cruzar las fronteras geográficas y culturales, de abrirse a nuevos horizontes artísticos estimula a la joven generación que desea realizarse en un presente o en un presente idealizado.
Sin embargo, el conflicto árabe-israelí y la amenaza constante de una nueva conflagración hacen que los jóvenes compositores vuelvan al mismo tiempo a sus fuentes culturales. Este retorno es sensible en el gran número de composiciones israelíes que presentan las fuerzas inspiradoras del país: el cielo mediterráneo, la vegetación, la lengua, la poesía, las costumbres y, por supuesto, el impulso religioso. Paralelamente, un creciente individualismo caracteriza la creación artística hasta el punto de que hoy es difícil encontrar un denominador común entre los compositores israelíes.
Entre los compositores de esta generacion, evocaremos los recorridos de Ben-Tziyon Orgad, nacido en 1926, Tzvi Avni, nacido en 1927 et Ami Maayani, nacido en 1936.
La música de Orgad extrae su característica esencial de su uso de las raíces hebreas. Los tonos modales como el maqam y la gama cromática contienen patrones de entonación y valores métricos típicos del hebreo antiguo y moderno, así como la presencia de melismas[2]Melisma: modo de ornamentación en plano-canto en el que una silaba esta desarrollada sobre diversas neumas. procedentes de las ricas tradiciones orientales y occidentales de cantilación. [3]Ver el articulo de Orgad el mismo en el sujeto: « The Musical Potential of the Hebrew Language and its Manifestations in Artistic Music », Jerusalén, publicación privada, 1978.
Las primeras composiciones de Tzvi Avni incluyen elementos folclóricos como los ritmos asimétricos, pero también las formas clásicas de la sonata y el rondó, donde se nota la influencia de Bartok. Avni evolucionara después hacia la música electrónica.
Paralelamente a la música, Ami Maayani estudia la arquitectura y el urbanismo así que la filosofía. Funda y dirige el Orquesta Nacional de los Jovenes en Israel. Si sus composiciones se inspiran de elementos del Próximo Oriente (melisma, cantilación bíblica, oraciones tradicionales, aspectos de la música árabe tonal), Maayani trabaja para combinar con la música sinfónica de origen francesa y impresionista.
La tercera generación
Lamayoría de los compositores eran sabras y su enfoque musical era a la vez individualista e internacional. Al igual que sus predecesores, se van al extranjero a estudiar, pero esta vez es para obtener un doctorado en musicología.
De este modo, están expuestos más tiempo a la música contemporánea fuera de las fronteras de Israel. Sin embargo, aunque esta generación se caracteriza por sus perspectivas cosmopolitas, la distancia que les separa de las presiones nacionalistas les lleva precisamente a reintegrar los lenguajes musicales ligados a su origen. Los ritmos sincopados y orientales de la hora[4]Hora: baile rumana en circulo adoptada por los movimientos de juventud judíos en Europa central., marca de fabrica de los años 30, habían sido abandonados durante tres décadas por los compositores que deseaban “cortar el cordón umbilical”. Los encontramos a principios de los años setenta, bajo la forma de un “sabor asociado a las raíces judías universales”.
Ami Maayani afirma que “lo que da a la música israelí su sabor especial hoy en día es esta síntesis única entre Oriente y Occidente, este esfuerzo por cumplir lo que parece casi imposible. ” Yinam Lif, compositor nacido en Jerusalén en 1953, afirma pertenecer a dos tradiciones, una antigua y una otra reciente (la música clásica occidental y la música israelí de las últimas décadas), ambas tirándole en dos direcciones opuestas. Su música refleja un intento cada vez renovado de reconciliar estas dos fuerzas en presencia.
La influencia “oriental-mediterránea” queda siempre muy viva. En efecto, no contentos con seguir explorando las músicas orientales, los compositores de la tercera generación incorporan instrumentos orientales en sus obras. Los innumerables dialectos musicales corresponden hoy a una proliferación exponencial de tradiciones, técnicas, tecnologías y estéticas tan variadas como las múltiples lenguas y dialectos que se hablan en Israel.
Entre esta generación, encontramos : Aharon Harlap, Arik Shapira, Daniel Galay, Tsippi Fleischer, Gabriel Irany, Stephen Orenstein, Noa Guy, Hayim Permont, Yinam Lif, Betty Olivero, Ari Ben-Shabtai, Oded Zehavi.
La canción israelí
Los orígenes
Antes de volverse israelí, la canción era hebrea y su origen coincide con el resurgimiento de la cultura hebrea en Europa y los inicios del sionismo en la segunda mitad del siglo XIX. Incluso antes de la primera aliya[5]Aliya : emigración judía en Palestina. Se pasa en olas sucesivas, la primera datando de 1882., muchas canciones fueron escritas en hebreo por poetas que, viviendo en Rusia, nunca habían visitado la tierra de Israel, pero expresaban así su amor y su nostalgia por Sion. Las melodías se tomaron de las canciones populares eslavas y así que del folclore yiddish. En los años 1910, tras la segunda aliya, llegada desde Rusia en 1905, las instituciones educativas judías de las ciudades y pueblos impusieron en el programa escolar el aprendizaje de canciones, en su mayoría compuestas por los propios profesores.
Entonces pasamos de la canción nostálgica a la canción nacional. Al mismo tiempo, a través de las melodías de Europa oriental, se introdujo la hora, componente emblemático del canto y del baile en comun de los pioneros judíos. En los años treinta, toda una generación de compositores dio sus cartas de nobleza a la canción hebrea. Yedidyah Admon, Nahum Nardi, Mordekhai Zehira, David Zehavi, Yehouda Sharet, Daniel Samboursky eligieron entre los más grandes poetas textos que exaltan la tierra de Israel y la construcción del país. En 1948, cuando se creó el Estado, había aproximadamente 4.600 canciones hebreas en circulación.
La canción folclórica
Inmediatamente después de la Guerra de Independencia de 1948, el protagonismo que se dio a las canciones de guerra y de paz no sólo se debió a la situación de Israel, sino también al vínculo directo entre el naciente ejército y los movimientos juveniles que le habían legado sus hábitos de fogata y canto. Al mismo tiempo, canciones influenciadas por bailes extranjeros, como el tango, la rumba, el pasodoble y la mamba fueron traducidos al hebreo En los años cincuenta, el uso educativo de la canción era un elemento importante para unificar al pueblo a través del hebreo. En 1951 se creó Lehaqat Ha-nahal, la primer formación musical del Tsahal[6]Tsahal : nombre del ejército israelí destinada a actuar para los soldados. Estos grupos pretendían desempeñar una función educativa de integración social y cultural. Más tarde, dieron la luz a las mayores estrellas de los años sesenta. Una institución típica de Israel, la shira betzibour, “canción en público”, heredó las tradiciones de los movimientos juveniles y perpetuó sus ritos. En cuanto a los intérpretes, la moda de la época refleja las preocupaciones anteriores a 1948: la importancia de la dicción nos recuerda que el teatro fue una de las fuentes de esta canción, pero también que el respeto se debe a la lengua hebrea. Entre los compositores representativos de este periodo se encuentran Emmanuel Zamir, Gil Aldema, Amitai Neeman y Yossef Hadar, todos ellos nacidos en Israel. Por supuesto, el estilo “pastoral” tan querido en los años cuarenta -canciones del campo, canciones de pastor – sigue en el candelero.
Las danzas folclóricas les acompañan, así como la guitarra acústica, el acordeón y la darbouka, una especie de pandereta. Sin embargo, la canción comienza a reflejar de forma sensible el declive del ideal pionero, el creciente atractivo de la vida urbana, la aparición de una mentalidad sabrá, el retorno a la tradición o el disfrute del presente para olvidar la guerra…
El año 1960 puede considerarse como un año crucial con la instauración del Festival de Israel, cuya primera intención de los organizadores era dar un nuevo impulso a una canción típicamente israelí. De hecho, ante el declive de la creación basado en el modelo de las canciones bíblicas, agrícolas y militares, se manifestó el deseo de crear una canción basada en el modelo de la sociedad de consumo occidental. Este proceso se ve contrarrestado al mismo tiempo por las consecuencias de la Guerra de los Seis Días y por la consiguiente renovación judía para muchos israelíes. De hecho, después de junio de 1967, asistimos a un frenesí compositivo que dio lugar a una nueva corriente de música israelí: “los cantos del pais de Israel”.
Naomi Shemer, autora compositora, publicó ese año Yeroushalayim shel zahav, Jérusalem d’or [Jerusalén de oro], una canción que se ha convertida en símbolo de toda esta época. Ese mismo año, la llegada de la televisión ofreció un nuevo trampolín a los interpretes.
Desde los años setenta la canción israelí se ha diversificado mucho, especialmente por la influencia de los ritmos angloamericanos. En primer plano está la canción pop y rock, pues las “canciones del país de Israel”, que incluyen las canciones folclóricas y los conjuntos de Tsahal. En tercer lugar están las canciones hebreas compuestas sobre ritmos populares occidentales, como el disco o el rap, y por último la canción oriental.
En la segunda mitad de los años sesenta, el acordeón fue sustituido poco a poco por el órgano eléctrico, la darbuka por una batería y se añadieron el bajo y las guitarras eléctricas. Esta transformación estimuló la aparición de grupos de rock como el grupo formado de Arik Einstein, Shalom Hanokh y Shmoulik Kraus, influidos por los Beatles, y especialmente Lehaqat Kaveret, “La Colmena”, que sigue siendo hasta hoy el grupo más influyente en este estilo de música.
Aunque Alexandre (Sasha) Argov y Moshe Vilensky han sido los compositores de referencia desde 1948, una nueva generación surge: Nourit Hirsch, Matti Kaspi, que también se convertiría en un cantante de éxito, Aryeh Levanon, Yair Rosenblum, Yohanan Zarai, Dov Seltzer, así como cantantes-compositores: Shalom Hanokh, Yehudith Ravitz, Shlomo Gronikh. El talento de nuevos cantantes, como Arik Einstein, Hava Alberstein, les motiva en creaciones originales. Numerosos dúos (Ran y Nama, Ilka y Aviva, Ha-doudaïm, Ha-parvarim), tercetos (Sheloshet ha-meïtarim, Gesher ha-yarqon) y grupos (Batzal yaroq, Ha-tarnegolim) enriquecieron el repertorio de canciones. Las canciones de poetas también son características de este época. A diferencia de los géneros mencionados anteriormente, ponen el acento en la experiencia individual, y urbana más que en los temas colectivos o nacionales.
La canción oriental
Durante los años cincuenta, vemos la emergencia de una canción inspirada en los ritmos urbanos iraquíes y egipcios. Las canciones populares griegas, interpretadas en hebreo, se hicieron populares en los años sesenta. Estos dos últimos tipos de canciones están percibidos como una música de oposición sancionada por el establishment cultural. Todas estas influencias judías orientales se vuelven más y más marcadas a partir de la Guerra de los Seis Días. Además de los instrumentos electrónicos, se utilizaban el laúd árabe, o laúd oriental, el qanun, o cítara, y la darbouka. Entre los compositores orientales están Avihou Medina, Boaz Sharabi, Shlomo Bar. Nombrada mouziqa mizrahit, música oriental, presenta una mezcla de estilos e instrumentos griegos, turcos, árabes y yemeníes combinados con formas musicales populares occidentales. Especialmente popular en las clases sociales más bajas, esta forma de canción tiene mucho éxito.
Música klezmer y música jasídica
El termino “klezmer” se deriva del hebreo kley- zemer que significa: “instrumentos del canto”. De hecho, se trata del nombre que se da desde el siglo XV a los músicos judíos quien viajaban por toda Europa central y oriental para actuar en festivales, sin dejar de ser figuras marginales dentro de las comunidades judías. Hoy en día, los klezmorim son considerados artistas creativos y destacados portavoces culturales. A diferencia de la liturgia, que se transmitía oralmente y en un circuito cerrado, la música klezmer ha intercambiado mucho con las músicas populares indígenas: rusa, rumana, polaca, ucraniana, lituana, húngara, griega u otomana. En este sentido, podemos hablar realmente de fusión musical. Desde los años setenta, hemos asistido a un verdadero renacimiento de esta música. Empezada en los Estados Unidos, esta “nueva ola” klezmer pronto se extendió a Europa e Israel. Se debe a músicos procedentes de diversos horizontes, como Gyora Feidman, que fue durante veinte años clarinetista en la Orquesta Filarmónica de Israel antes de lanzarse en una carrera como solista klezmer.
La música jasídica utiliza los textos bíblicos y los de los rituales de oraciones, cuya ella repite versos en tonos menores, una estructura sencilla, un ritmo regular y una progresión armónica básica.
Tras la Guerra de los Seis Días, surgió un nuevo estilo de canto jasídico, liderado, por el rabino Shlomo Carlebach, “el rabino cantor”. A partir de 1969, se celebraron festivales anuales de música jasídica.
Sin embargo, en los últimos años, el movimiento dentro de esta música se ha acentuado aún más. El ritmo incesante y monótono, las canciones que se contentan con un solo verso repetido a lo largo de todo el tiempo, están ya superados: los intérpretes de la música jasídica contemporánea no dudan en utilizar ritmos de reggae, rock’n’roll o jazz, y además no toman prestados sus textos directamente de la Biblia o el Talmud. Las canciones, a menudo relacionadas con la actualidad, con el amor de Dios por sus hijos, con la importancia de la alegría en el servicio divino, están todas escritas por los cantantes ellos mismos; encontramos entre ellos : Aaron Razel, Adi Ran, Hayim David Serchik, Sinaï Tor, Yehouda Glantz.
La música árabe en Israel
Desde tiempos inmemoriales, y mucho antes de la creación del Estado de Israel, la música árabe ha desempeñado un papel vital en las ceremonias religiosas y seculares de la vida cotidiana. Distinguimos en primer lugar la música folclórica, interpretada por beduinos, agricultores y ganaderos. Los actos cotidianos están marcados por un amplio catálogo de cantos y de bailes en los que se separan hombres y mujeres. En el recital se alternan dos poetas, músicos e intérpretes, que sean originarios o no del pueblo. Las melodías suelen ser improvisadas y se basan en la popular estrofa medio oriental de cuatro versos, la ataba, o en un diálogo argumentativo en verso cantado, el huwar. La mayoría de las ceremonias se celebran al aire libre y el público participa activamente con su voz, aplaudiendo y bailando la debka[7]debka : nombre hebreo de la dabkeh, baile árabe de Palestina. Se baile en grupo y se caracteriza por pasos tocados en el suelo.. El conjunto se acompaña de los urghul o mujwiz, clarinetes dobles que suelen utilizarse en los pueblos.
La música urbana también existe desde la época otomana, pero ha evolucionado considerablemente. Antes de 1948, Ibrahim Bathish había creado un club de música en Haifa que contribuyó en gran medida al desarrollo de la música clásica árabe, y uno de sus alumnos graduados, Selim Hilou, se convirtió en un destacado compositor del prestigioso género vocal, la muwashshah[8]Muwashshah : en árabe “ornamentado” canto de estrofas con estribillo cuyo el origen proviene del siglo XII.. Tras la creación del Estado, tres jóvenes compositores, Sudki Shukri, Michael Dermalkonian, y Hikmat Shahine, siguen promoviendo la actividad musical árabe en el norte del país. En lugar de una transmisión oral, se creó un programa de enseñanza en el conservatorio de música de Haifa. En 1963, Suheil Radwan, uno de los primeros graduados, se convirtió en director del departamento de música de la Universidad de Haifa. Este departamento provocó un renacimiento musical en escuelas, centros comunitarios y culturales. La mayoría de los grupos musicales que surgieron también estaban compuestos por músicos judíos de las comunidades árabes de Oriente Próximo y Medio. Se estableció una cooperación casi fraternal entre músicos árabes y judíos. La creación de Beit ha-guefen, centro de música árabe y judía en Haifa, se convirtió en un símbolo de esto. En 1957, la radio israelí fundó el primer conjunto orquestal profesional de música árabe. Ezra Aharon, compositor y famoso interprete de laúd árabe, originario de Irak, fue designado para dirigirla. En los años setenta, cantantes árabes participaban en festivales anuales organizados por varias emisoras de radio. Más recientemente, pequeños conjuntos árabe-judíos han organizado encuentros musicales en los que se entrecruzan estilos de música árabe, judía y occidental.
El más famoso de estos conjuntos es el Boustan, cuyos miembros utilizan el qanun, la guitarra, el banjo, el laúd árabe, el violín, la flauta, la guitarra base y percusiones árabes.
El grupo combina así una mezcla ecléctica de influencias musicales y se ha ganado una reputación internacional.
Las múltiples influencias de todas las músicas de Israel, la judía y la árabe, la clásica y la folclórica, la religiosa y la laica, son un reflejo constante de los orígenes plurales de la población del país, del impacto en la vida cotidiana de las tradiciones musicales judías y árabes y de la omnipresencia de las músicas occidentales.
De esta constante interacción de los músicos israelíes con las músicas de otras culturas, que a veces también incorporan su música original, ha surgido un verdadero crisol musical. De este modo, la música israelí no deja de confirmar una de sus características fundamentales: un intento de simbiosis entre oriente y occidente en una búsqueda activa de fuentes nuevas o renovadas.
- Michèle Tauber – París – Marzo de 2007
“Quisiera agradecer especialmente a Oded Zehavi, compositor y profesor, cuya cálida acogida y esclarecedores consejos me han permitido realizar este trabajo”
BIBLIOGRAFIA
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1 | Maqam: Se trata de una “estación” de escala melódica. A diferencia de las gamas mayores o menores, el maqam organiza los intervalos entre cada nota y los caminos dentro de esta escala modal. |
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2 | Melisma: modo de ornamentación en plano-canto en el que una silaba esta desarrollada sobre diversas neumas. |
3 | Ver el articulo de Orgad el mismo en el sujeto: « The Musical Potential of the Hebrew Language and its Manifestations in Artistic Music », Jerusalén, publicación privada, 1978. |
4 | Hora: baile rumana en circulo adoptada por los movimientos de juventud judíos en Europa central. |
5 | Aliya : emigración judía en Palestina. Se pasa en olas sucesivas, la primera datando de 1882. |
6 | Tsahal : nombre del ejército israelí |
7 | debka : nombre hebreo de la dabkeh, baile árabe de Palestina. Se baile en grupo y se caracteriza por pasos tocados en el suelo. |
8 | Muwashshah : en árabe “ornamentado” canto de estrofas con estribillo cuyo el origen proviene del siglo XII. |