Alexander Olshanetsky es uno de los compositores y directores de orquesta más famosos y prolíficos de la Segunda Avenida y uno de los ejemplos musicales más sofisticados del Teatro Yiddish.
Nacido en Odesa, en Ucrania, recibió al mismo tiempo una educación tradicional judía y una educación escolar occidental moderna. De niño, cantó con los coros de su sinagoga, y empezó a estudiar violín a partir de los 6 años. Será la ocasión para aprender a tocar otros instrumentos.
Músico profesional, tocó en la orquesta de la Ópera de Odesa y participó en giras por Rusia y Siberia. Luego, se convirtió en el director de coro de una compañía rusa. Durante su servicio militar, que cumplió como director de orquesta de su regimiento, viajó a Harbin, en Manchuria, en el noreste de China, donde encontró a una compañía de Teatro Yiddish cuyo director de orquesta era Peretz Sandler. Cuando éste emigró a Estados Unidos, Olshanetsky lo reemplazó en Harbin. Empezó a escribir canciones en yidis y la música de la obra de teatro de Yitzhak Kaplan, Tsuik aheym kayn tsien (El regreso a Sión).
Tras haber recorrido Siberia, Japón, China e India con una nueva compañía rusa, regresó a Harbin en 1921, donde se dio cuenta de que todos los teatros yiddish habían desaparecido.
En 1922, emigró a Estados Unidos, donde su tío Hyman Meisel ya se había instalado. Meisel se convirtió más tarde en su suegro, cuando se casó con su prima, la actriz y cantante Yiddish Bella Meisel (Mysell), que se casará con Herman Yablokoff posteriormente. Fue entonces cuando se involucró en el Arte del Teatro Yiddish. Un poco más tarde, se fue a Cuba para dirigir una compañía teatral. De vuelta en Nueva York, trabajó sucesivamente en dos dos teatros Yiddish (el “Lenox” en Harlem y el “Liberty” en Brooklyn) antes de ser promovido en el Teatro Nacional, el prestigioso teatro del casco urbano. Luego, en 1929, después de haber escrito distintas operetas de su cosecha, todas exitosas, escribió de nuevo una parte de la música de ópera clásica de Goldfaden, Bar khokhba, durante su debut en la radio.
A partir de 1925, y hasta su muerte, el nombre de Olshanetsky se volvió omnipresente en la Segunda Avenida, y sus operetas se tocaron en casi todos los grandes teatros. Así se convirtió en el primer director musical del Hotel Concord. Algunos de los cantores más conocidos de aquella época le consideraban como, con diferencia, el mejor director de coro debido a comprensión de la sensibilidad del lenguaje cantoral y de su libertad rítmica. Escribió también algunas obras litúrgicas, cuya mayoría nunca fue publicada.
Olshanetsky tenía un talento particular para escribir versos melódicos elegantes con un sentido dramático muy desarrollado. Era capaz de mezclar estos elementos y crear una música destinada al público en general. Joseph Rumshinsky, su colega mayor, pero también su rival, escribió en sus Memorias que Olshanetsky entendía intuitivamente los deseos musicales de los inmigrantes judíos, y que aportó al Teatro Yiddish a la vez “romances de ensueño”, y un lenguaje de tipo “Gitano Ruso”. Su última opereta fue Ale viln khasene hobn (Todos quieren casarse).
Entre sus canciones más famosas, podemos citar Ikh hob dikh tsufil lib, Ikh bin fakhlib, Glik, Unter beymer…
Según Neil W. LEVIN
Traducción por Patrick BERMAN