Cantante, músico y productor judío tunecino
El Kahlaoui Tounsi, cuyo verdadero nombre es Elie Touitou, nació en Túnez el 24 de enero de 1932. Pasó toda su infancia en los barrios populares que conocen una actividad artística fuerte. Se sintió atraído por la música y la canción desde muy joven, con predilección por el ritmo, la percusión y la interpretación de la darbouka.
Cuando se proyectó en Túnez la película egipcia Rabha, la canción Fadlak Ya Sayeg El Matar, interpretada por el cantante egipcio Mohamed El Kahlaoui, conoció un gran éxito. El joven Elie, entusiasmado, la aprende y la canta en diferentes ocasiones. A continuación, unos amigos le animaron a aparecer en la radio tunecina. Elie interpretó íntegramente Fadlak Ya Sayeg El Matar y fue muy alentado por Abdelaziz Laroui, presentador del programa Le Coin des Amateurs, que le sugiere que a partir de ese día sea conocido como “El Kahlaoui Tounsi”.
Por ello, El Kahlaoui Tounsi empezó a cantar y actuó con las conocidas compañías de la época, como Kakino De Paz, Cheikh El Asram y muchas otras. Se hizo famoso y se ganó el apoyo del público. Sus inicios en la canción oriental, además de la tunecina, le permitieron acumular un amplio repertorio. Durante sus giras por el extranjero, destacó la canción tradicional y popular tunecina.
A finales de 1948, se marchó a París para trabajar como percusionista con las Peters Sisters en el Folies Bergère, e empezó así su primera aventura musical en Francia. En 1949 regresó a Túnez, donde mezcló la música oriental con la música de moda en ese momento: el jazz. Para perfeccionar su conocimiento del ritmo, viajó por todo el norte de África, desde Argelia hasta Libia.
De vuelta a París, a finales de 1951, El Kahlaoui Tounsi fue contratado en el cabaret El Djazaïr, en el Barrio Latino. Allí permaneció dos años, siendo cantante y percusionista. Participó en numerosas grabaciones en la radio francesa con varios grupos argelinos, cabileños, marroquíes, tunecinos y franceses. También grabó una multitud de canciones en diferentes sellos: Pathé Marconi, Philips, Teppaz, Barclay y Dounia, que comprará en 1960.
En 1953, se incorporó a Radio Diffusion Tunisienne como baterista-percusionista de la Orquesta Filarmónica. Mientras tanto, para perfeccionar sus conocimientos musicales, se unió esporádicamente a grupos folclóricos especializados en música beduina, “stambali y rebaibia”, cuyos instrumentos específicos -zoukra, mezoued, bendir, darbouka y chkacheks- proponen un sonido representativo del Túnez beduino ancestral.
En 1954, tras una gira por Estados Unidos, se instaló con su familia en París, donde publicó su primer single. Continuó sus viajes por Japón, Australia, África subsahariana, Argelia, Marruecos y todos los países europeos, iniciando y difundiendo el canto y el arte tunecino, el del “Aroubi” en particular, una especie de encantamiento premusical que hunde sus raíces en la tradición andalusí transmitida a lo largo de los siglos por los narradores sefardíes.
El Kahlaoui Tounsi compuso para varios artistas tunecinos, marroquíes y libaneses… En particular, dio una oportunidad a una joven cantante argelina que más tarde se convertiría en una estrella bajo el nombre de Warda.
Fundador de una gran orquesta, Kahlaoui recibía regularmente a la mayoría de las estrellas del mundo árabe que deseaban actuar en Francia: el libanés Wadieh El Safi, el egipcio Ahmed Adaouia, el sirio Sabah Fahkri o el tunecino Ahmed Hamza.
Acompañó a su amigo Enrico Macías en el escenario del Olympia y contrató a la mayoría de los artistas judíos y árabes en su sello Dounia, como Raoul Journo, Line Monty, René Perez, Reinette l’Oranaise, Blond Blond… y el famoso Farid El Atrache, con el que entabló una gran amistad.
Autor y compositor de éxito (500 canciones en su repertorio general, 230 de ellas escritas por él y 150 compuestas y arregladas por él), El Kahlaoui Tounsi era también un astuto hombre de negocios. Ya propietario de un label y una compañía discográfica, compró una primera sala de conciertos en 1975, el Palais Bergère, y luego una segunda en 1976, Le Bataclan. También compró un pequeño estudio de grabación en 1977…
Al mismo tiempo, cada vez que la banda sonora de una película requería una música oriental, se convertía en el socio privilegiado de compositores como Vladimir Cosma, Michel Legrand, Georges Delerue… Siguieron una quincena de películas, entre ellas : Le Bal des maudits, L’homme et l’enfant, Le grand jeu, La folie des grandeurs, Ali Baba et les 40 voleurs…
El Kahlaoui Tounsi fue uno de los maestros de la música y la canción de la comunidad judía tunecina del siglo XX, como Raoul Journo, Hana Rached y sus predecesores Cheikh El Afrit, Habiba Messika o Mouni Jebali.
El Kahlaoui Tounsi es el único artista judío tunecino, junto con Raoul Journo, que ha sido premiado por su contribución a la música judeo-tunecina, tanto en Túnez, su país de origen, como en Israel y Francia, donde recibió la medalla de Caballero de las Artes y las Letras (La Médaille de Chevalier des Arts et Lettres).
Fuente:
Bernard Allali, « El Kahlaoui Tounsi, musicien et producteur », Je Chante magazine n°12, enero de 2016
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